CUENTOS INFANTILES

UN GUSANITO FEO

En una hoja de un árbol, había un gusanito amarillo muy feo, que no tenía amigos porque todos los demás insectos decían que su cara espantaba hasta el más valiente.
Gusanito muy triste se fue a un capullo y se encerró.
Los insectos se extrañaron al no verlo más, porque ya no tenían a quien molestar.
Después de un tiempo, los insectos se reunieron alrededor del capullo y vieron que algo salía, pero no era el gusanito sino un nuevo inquilino.
Era una bellísima mariposa de colores que les dijo:
- “No se me acerquen, porque ustedes no son tan bellos como yo, y no quiero ser su amigo”
- ¿Quién eres? Preguntaron los insectos en coro
- Soy gusanito, gusanito feo
Y se fue volando.




EL DESEO


Había una vez una niña de nombre Celia, quien vivía con su madre porque su padre había muerto.
Un día, su madre le dijo:
- “Celia, ve a arreglar el jardín porque va a venir un invitado a almorzar”.
Celia encontró en el jardín, un cofre de madera que por dentro tenia una medalla de oro. Se la puso, y de pronto se encontró en medio de un jardín de bellas flores. Entonces una de ellas le dijo:
- “Toma uno de mis pétalos y cuando desees algo, huélelo”.
La niña olfateó el pétalo y dijo:
- “Quisiera que mi papa estuviera vivo”.
Nuevamente se encontró en su casa, y cuando entró a atender al invitado, se llevó una grata sorpresa….




LA FLOR MARCHITA

Un día, Sara encontró en su alacena unas semillas de alguna planta.
Las sembró y vio crecer una hermosa flor color violeta, que día a día comenzó a crecer gracias a los cuidados que Sara le daba.
Pero un día Sara salió de viaje por unos días y no hubo quien se encargara del cuidado de la flor.
La florecita se entristeció porque Sara era como su madre. Entonces decidió marchitarse.
Tan pronto llego Sara y vio el estado de su amada flor, volvió a cuidarla y a darle todo su amor, hasta que finalmente la planta volvió a estar como antes.
Pero cierto día, Sara cambio de casa y no pudo llevarse la flor, así que la dejo plantada en el jardín y les recomendó a los nuevos dueños de casa, que se encargaran de cuidarla. Pero no fue así.
Sara recordaba su bella flor y sintió nostalgia. Así que lloró hasta quedarse dormida, y en el sueño se le apareció la flor quien le dijo:
- “Sara: como sé que me quieres mucho, volveré a tu lado, aunque ya no sea yo. ¿Me entiendes?”
Sara despertó sobresaltada y aun confundida por el extraño sueño, pero cuando salió al jardín vio que había miles y miles de esas bellas flores.





EL MAGO

Un día, en una casa, apareció misteriosamente un hombre. Era un mago. Pero en la casa no había nadie.
Sin embargo observó que había muchas cosas bonitas y decidió llevárselas con su magia.

Un cuadro con flores,  ¡zas!, desapareció
Un osito de peluche,  ¡zas!, desapareció
Una bandeja de plata, ¡zas!, desapareció
Un tapete rojo,  ¡zas!, desapareció
Una blusa de seda, ¡zas!, desapareció

De repente, la familia dueña de casa, llegó. Eran los padres, los abuelos, el bebé, la niña pequeña, y la hija mayor, una hermosa joven.
El mago vio a la joven, y entonces ¡zas!, la desapareció
- “Gracias por los regalos”
Y ¡zas!, desapareció.
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