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"Tom tiró a Jay y se piró" de Se llamaba Violencia

Escribe: Isabel Felis Lampón
Ilustra: Celeste Ciafarone
Tom tiró a Jay y se piró
 
15 de marzo de 2015. 12:45 am. Apollo Beach, Hillsborough County, Florida.
 
Un manatí estaba pensando ‘Soy un manatí-ti-ti-ti-tiii, jaja’. Y lo era. Por eso le hacía gracia. Aunque no le hacía mucha. Se reía un poco y en seguida volvía a su expresión habitual, una mezcla de concentración atónita y preocupación por la falta de respuestas. Una expresión que parecía haberse originado durante un episodio extraño, algo como si un mentalista con traje de buzo se hubiera acercado a él lentamente, le hubiera dicho ‘Hey, tranquilo, amigo, ahora mismo ya eres un manatí, ¿vale?, pero cuando cuente hasta 3 y chasquee los dedos, serás un manatí, 1,2,3, ¡chas! eres un manatí’ y ¡pum!, al manatí se le hubiera generado esa expresión facial de manera repentina y permanente, sin que nadie pudiera preverlo, y el mentalista se hubiera marchado inmediata, pausadamente.
 
No estaba muy seguro de si las cosas que pensaba eran divertidas, pero tampoco lo estaba de si las cosas que se piensan han de serlo, así que el propio hecho de cuestionarse si lo eran le parecía un ejercicio infructuoso en el que más valía no enredarse. Pasaba enormes periodos de tiempo pensando en ser un manatí y eso, cambiando la entonación, el volumen, la frecuencia y la longitud de la palabra de tres sílabas que definía su estatus. ‘Soy un manatí-ti-tiii-TII, jaja, ti-ti-ti-tiii, maaaa-NAAA…¡tí¡’, lo pensaba sin moverse, suspendido en el agua, y comía plantas marinas y se quedaba dormido cerca de las centrales eléctricas, donde el agua era más cálida, y se despertaba en un punto del agua prácticamente idéntico al punto en el que se había quedado dormido.
 
No tenía depredadores naturales, pero la mitad de su aleta trasera estaba partida en ocho trozos que se mecían en el agua como brazos de anémona saliendo de una picadora manual de carne.
 
Distintos biólogos marinos -entre ellos Edmund Gerstein y Joe Blue de la Florida Atlantic University y Joe Gaspard del Mote Marine Laboratory & Aquarium- habían hecho investigaciones sobre la capacidad auditiva y el grado de desarrollo de la memoria de los manatíes adultos para intentar explicar por qué eran la especie con la tasa más alta de mortalidad por colisiones con barcos y, sobre todo, por qué un manatí que ya había sufrido una colisión sufría más. Dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete… colisiones. Averiguaron que los manatíes son capaces de percibir todo el rango de frecuencia en el que se sitúan los sonidos emitidos por los motores de los barcos, incluso con ruido ambiente y que, además, son una de las especies con la memoria a largo plazo más desarrollada.
 
‘Soy un, maa -escuchó un rumor mecánico que le era familiar- AAA-NAA-TIIIII, jaja, ay’ ¡pum! La hélice del motor de una lancha golpeó al manatí en el lomo.  Jay y Tom no vieron los carteles de ‘PLEASE SLOW, MANATEES BELOW’ que los activistas de savethemanatee.org habían colocado en las boyas, en los puentes e incluso en la propia lancha que habían alquilado.
 
Jay estaba riéndose de algo que Tom había dicho con intención de que fuera gracioso o con intención de fingir que el asunto del que hablaba carecía de importancia o con intención de curtirse, de convencerse de que la vida sigue un curso independiente a las personas que la viven y que las cosas que les pasan a las personas no hablan de ellas, sino de la vida y de su curso. Quién sabe. Lo único de lo que sí era consciente era de que Jay estaba riéndose demasiado, que a él, por algún motivo que desconocía, le estaba molestando que se riera tanto y se le estaba pasando por la cabeza tirarlo al agua y pirarse. A veces al ver a alguien reforzar una conducta tuya, la conducta se deforma, se arroja luz sobre sus defectos. Lo que Tom había dicho hacía tan solo un minuto le parecía ahora muy equivocado, querría no haberlo pronunciado. ‘¡No es verdad!’, pensó.
 
‘Jajajaja, tío, le dijiste ‘porque me has conocido en un momento extraño –entrecomilló ‘momento extraño’ con los dedos– de mi vida’ cuando la tía te preguntó por qué no querías estar con ella. Es gracioso porque, entonces, si te hubiera conocido en un momento normal, estarías con ella, ¿no?, pero ha dado la casualidad de que lo extraño –entrecomilló ‘extraño’ con los dedos– en ti es no –recalcó la palabra ‘no’– estar con ella y de que ella, ¡justamente! te ha conocido en un momento extraño –entrecomilló ‘momento extraño’ con los dedos–, ¿sabes? Y es putada, jaja, porque hay muchos más momentos normales que extraños, ¿no?’
 
Tom susurró ‘Voy a matarte, capullo de mierda’. No entendía nada de lo que estaba pasando en la puta lancha. ‘¿He hecho yo que pase esto?’ Dejas a Laura y sientes que, continuamente, hay un detalle de la composición de tus planes de ocio que se te escapa y hace que los planes no funcionen, como si los hubieras organizado con la luz del sol dándote en la cara, pero… ¿qué detalle? No lo sabes. Y tampoco sabes si te está pasando algo y cuando deje de pasarte volverás a componer planes de ocio que funcionen o no. No lo sabes. Pero no vas a volver con Laura, aunque ella te lo pida, porque tienes 24 años y quieres conocer a muchas tías y acostarte con ellas y ver que cada una de ellas es diferente a las otras y hacer cosas con tus amigos solteros que no hacen los tíos con novia, cosas guays, cosas irresponsables.
 
Cuando Laura hacía cosas irresponsables él se sentía inseguro y le decía que esas cosas no eran guays para inducirla a que dejara de hacerlas.
 
Antes de conocerla, Tom no tenía contacto con chicas porque les tenía miedo y salía mucho con amigos que estaban igual de asustados que él. Si uno de ellos ligaba, explicaba cómo lo había conseguido y los demás lo escuchaban con atención intentando retener bien los detalles.
 
“Di algo, Tom, haz algo”, le decía siempre Laura. ‘Mira, Laura, te he dejado y ahora estoy tirando a Jay al agua y ahora estoy pirándome. -“Soy un MAAAAA-NAAAAA-TIIIIII, JAJAJAJA, aaaaaaay’. El casco de la lancha golpeó al manatí en la cabeza- ¡Es algo, ¿no?!’
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ESCRIBE: Isabel Felis Lampón ILUSTRA: Celeste Ciafarone

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